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El Fogoncito
El Fogoncito

Nueva apertura de El Fogoncito

09.01.2008

Es el tercer establecimiento de la franquicia del grupo Urba en la capital yucateca.

El primero se encuentra en Paseo de Montejo y el otro en el Food Court de Altabrisa.

Gabriela Romero Bolio de De Pedro, gerente de mercadotecnia, detalla que el nuevo restaurante tiene capacidad para 90 personas. Cuenta con menú de platillos, bebidas, aire acondicionado, pantallas de televisión y música ambiental.

Una de sus características es la decoración de sus mesas. A simple vista parece que no tienen nada, pero cuando uno se sienta se puede ver debajo del cristal una decoración típica mexicana, en las que aparecen botellas de tequila, caballitos, chiles, entre otros elementos.

Exquisiteces El menú de “El Fongoncito” tiene de todo para deleitar el paladar: Chalupas poblanas, taquitos dorados, chicharrón con quesos, guacamole, cebollitas asadas, nachos, ensaladas cesar, consumé de pollo con arroz, crema poblana, así como diferentes carnes: arrachera, tampiqueña y asada.

También las gringas, parrillada fongocito, rajas con quesos y cazuelas de queso fundido, sin faltar los tacos de pastor, bistec, costilla, chuleta, cecina, chuleta ahumada, pollo encebollado, quesadillas y frijoles charros.

La historia de “El Fogoncito” comenzó con el auge que tuvieron los tacos en México junto con la llegada de los atletas del mundo, en los Juegos Olímpicos de 1968.

Al sur de la ciudad de México, en la zona de Mixcoac, en la Avenida Revolución, el 22 de agosto de 1968 se abrió “El Fogoncito”, fundado y dirigida por Martha Ávalos de Rocha.

Tras su éxito, en 1992 comenzó con el esquema de franquicias, incluyendo el interior del Estado y países de latinoamerica.

“El Fogoncito” fue donde nacieron las “gringas”. En Anzures, donde el restaurante había abierto su segunda unidad, era una zona de estudiantes, muchas de ellas estadounidenses, entre las que se encontraban deportistas como Sharon Smith.

Como éstas no distinguían bien entre las tortillas de maíz y las de harina, siempre pedían sus tacos con “las tortillas más blancas y con queso”. Así, los visitantes nacionales locales comenzaron a pedir “lo mismo que la gringa” o “como la gringa”, hasta que el restaurante bautizó el platillo como “gringas”.

Este hecho fue reconocido por el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual, que otorgó el reconocimiento a “los creadores de las gringas de México”.— Claudia Ivonne Sierra Medina.